El sector manufacturero de Estados Unidos enfrenta un panorama preocupante, con una contracción por tercer mes consecutivo en mayo de 2025, según indica un reciente informe de negocios de manufactura del Instituto de Gestión de Suministros (ISM, por sus siglas en inglés).

El índice manufacturero (PMI) se situó en un preocupante 48.5%, un descenso que refleja una economía fabril en retroceso. Esta tendencia, marcada por caídas en la producción, el empleo y una reducción drástica en la cartera de pedidos, subraya la creciente dificultad para el sector, especialmente tras un breve periodo de expansión a principios de año.

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El principal foco de esta contracción recae directamente en las políticas arancelarias implementadas por la istración Trump. La incertidumbre generada por estos aranceles y sus frecuentes cambios ha permeado en toda la cadena de suministro, afectando severamente tanto a las importaciones como a las exportaciones.

El índice de importaciones sufrió una «contracción extrema» al caer 7.2 puntos porcentuales, alcanzando un mínimo de 16 años, mientras que el indicador de exportaciones tocó su nivel más bajo en cinco años. Ello está asociado con las tarifas impuestas por Washington, que no solo han encarecido las materias primas, sino que también han provocado represalias de otros países, dañando la competitividad de los productores estadounidenses en el extranjero.

#Tariffs had an big impact — in the data and survey comments — with the New Exports and Imports indexes hitting Great Recession-level lows. Those details and more in the Manufacturing @ISM® Report On Business® for May; the PMI® was 48.5%. https://t.co/XLGSX0rp #ISMPMI #economy

— Institute for Supply Management (@ism) June 2, 2025

Las empresas encuestadas reportan un caos generalizado y una dificultad sin precedentes para la planificación. Los proveedores, incapaces de absorber los costos adicionales, trasladan la totalidad de los aranceles a los fabricantes, quienes a su vez repercuten esos aumentos de precios a los consumidores.

Este «latigazo arancelario» ha generado disrupciones en la cadena de suministro comparables incluso a las causadas por la pandemia de COVID-19, obligando a las compañías a desviar recursos significativos para elaborar complejos planes de contingencia en lugar de dedicarse a la estrategia y el crecimiento.

Indican además que los nuevos pedidos se contrajeron por cuarto mes consecutivo y la cartera de pedidos se redujo por trigésimo segundo mes, con una escasez notable de pedidos de clientes extranjeros. La incertidumbre arancelaria, sumada al lento crecimiento internacional, está frenando la expansión de la cartera de pedidos, que no mostrará un crecimiento sostenido hasta que se disipen las tensiones comerciales y geopolíticas.

Además, los inventarios de materias primas también se contrajeron, ya que las empresas han completado el adelanto de materiales para mitigar el impacto financiero de los aranceles.

El efecto dominó se extiende al empleo y la producción. Aunque los índices de empleo y producción mostraron ligeras mejoras respecto al mes anterior, se mantuvieron en territorio de contracción, con reducciones de personal que persisten debido a la continua incertidumbre en la demanda a corto y mediano plazo. Ante la necesidad de ajustes rápido, las empresas optan por despidos en lugar de esperar la deserción laboral, reflejando una revisión a la baja de los planes de producción en medio de un clima empresarial volátil.

El informe del ISM deja claro que la política arancelaria de la istración Trump, en datos, no resulta ser una herramienta de fortalecimiento económico, sino una fuente de profunda inestabilidad y sufrimiento para el sector manufacturero estadounidense.

Al encarecer insumos, reducir la demanda internacional y generar un ambiente de imprevisibilidad, los aranceles han paralizado la inversión y afectado la rentabilidad, provocando un retroceso que el sector no había visto en años, con un claro impacto en la economía y el bienestar de los trabajadores.

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