El nuevo Máximo Pontífece de la Iglesia Católica es el cardenal jesuita estadounidense Robert Prevost, bajo la denominación de León XIV.

En la misa previa al Cónclave, el decano del Colegio Cardenalicio exhortó a los electores a abandonar consideraciones personales y centrarse en las necesidades de la Iglesia y la humanidad en un «momento histórico difícil».

Para que uno de los cardenales sea elegido papa debe obtener al menos dos tercios de los votos.

El acto se realiza en vísperas del inicio del Cónclave, donde los cardenales electores elegirán al nuevo Sumo Pontífice.

Los preparativos concluyen en la Capilla Sixtina mientras la Iglesia se adentra en una etapa de reflexión colectiva sobre su papel en un mundo fragmentado.

Los trabajadores han instalado en el lugar dos estufas y una chimenea, la cual indicará al mundo, cuando el humo sea blanco, que sí se ha designado un nuevo pontífice.

En la Basílica de San Pedro, el cardenal Dominique Mamberti, el más antiguo de la orden diaconal, preside la última misa en el marco de los nueve días consecutivos dedicados al duelo por la muerte del sumo pontífice.

Tras la 33ª o 34ª votación sin resultado, el 7 de mayo se realizará una segunda vuelta obligatoria entre los dos cardenales con más votos en la última votación, en busca de la mayoría de dos tercios para una elección canónicamente válida.

Los cardenales electores se reunirán en la Capilla Sixtina para seleccionar al 267º Papa de la Iglesia Católica tras concluir las misas de sufragio por el difunto Pontífice

De acuerdo a la Constitución Apostólica, el funeral del santo padre debe realizarse entre el cuarto y el sexto día después de la muerte.