Así lo anunció el vice primer ministro y canciller pakistaní, Ishaq Dar, durante su intervención ante el Senado de Pakistán, destacando los esfuerzos diplomáticos para evitar una escalada mayor entre estos vecinos nucleares.

Las tensiones entre ambos países se intensificaron tras el atentado ocurrido el 22 de abril en Pahalgam, en Jammu y Cachemira, que dejó más de 20 muertos, atribuido por India al grupo terrorista Lashkar-e-Toiba y, según Nueva Delhi, con implicación de la inteligencia pakistaní. En respuesta, India y Pakistán impusieron restricciones mutuas, suspendieron acuerdos bilaterales y cerraron sus espacios aéreos, elevando la tensión a niveles preocupantes.

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La situación empeoró a principios de mayo cuando India lanzó un ataque aéreo contra presuntas bases terroristas en territorio pakistaní, como represalia por el atentado de abril. Pakistán respondió con disparos de misiles y ataques con drones en territorio indio, aumentando el temor a un conflicto a gran escala.

Sin embargo, el 10 de mayo ambos países acordaron detener todas las acciones militares a partir de las 11H30 (hora local), abriendo una ventana para la negociación.

El Ejército indio informó que ambas naciones decidieron estudiar medidas inmediatas para retirar sus tropas de las fronteras y zonas de confrontación, buscando desescalar la presencia militar en la región. Esta decisión representa un paso importante hacia la reducción de tensiones y la búsqueda de una solución pacífica al conflicto que afectó la estabilidad en el sur de Asia.

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La prórroga del alto el fuego hasta el 18 de mayo simboliza un nuevo intento de consolidar la calma en una región marcada por la desconfianza y las acusaciones mutuas.

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